
Tom Ford

Gucci

Versace
Todo empezó en Nueva York, con los vestidos de cóctel cubiertos de lentejuelas de Rodarte, inspirados en las fiestas en los sótanos de Berlín antes de la caída del Muro, cuando parecía justo esperar que volviera el glamour de los años 80.

La mezcla de colores suaves, lentejuelas, cuero y pieles en la pasarela de Tom Ford AW18 es una clara señal de que la tendencia de los 80 puede seguir ofreciendo interesantes perspectivas.
La sastrería ajustada, las faldas cortas, los hombros abultados, las caderas estrechas, los tejidos brillantes y los estampados animales. El efecto general es caótico, en el sentido más lujoso de la palabra.

Alessandro Michele, para el discutido desfile AW 2018 -en el que la atención de todos fue captada por el decorado que se asemejaba a un quirófano, por los pasamontañas y, sobre todo, por el hecho de que en un par de salidas las modelos sostuvieran una reproducción de sus propias cabezas bajo el brazo- juega con el vestido de trabajo, el uniforme del yuppie italiano de los 80, para reinventarlo en clave glamurosa, exagerando con volantes, brillos, capas, asimetrías y oversizes.

Tras la retrospectiva de la temporada pasada dedicada a su hermano Gianni, Donatella Versace sigue jugando con los grandes clásicos del archivo de la casa: gabardinas, hombros afilados, cinturones llamativos, tartanes, estampados extravagantes, colores primarios, faldas escocesas y mucho cuero.